
Paraíso desconocido, Cabo Verde está lleno de historia, de escenarios naturales únicos y de una cultura mestiza que supo aventajar su destino
Viajamos a Cabo Verde para descubrirlo en familia, lejos de prejuicios y de rutas de lujo.
Cabo Verde es un archipiélago de diez islas de origen volcánico, a 500 km de la costa de Senegal. Unió por mucho tiempo Europa y América, y es allí Colón hizo una de sus paradas. El llamado “Caribe Africano” fue el mayor mercado de esclavos del mundo y hoy es delicia para nuestras familias, amantes de los espacios abiertos, lejos del turismo de masas. Tierra africana exuberante, Cabo Verde dispone de territorios aún vírgenes y pueblos marcados por la alegría y ritmo en sus calles.
Visitar el Pico do Fogo, un volcán activo, caminar por montañas de peculiar aspecto, muchas de ellas formadas por lava fosilizada o cenizas volcánicas, llegar a un cráter, pasear por enormes playas de arenas blancas, nadar en un lago salado, descubrir un exquisito fondo marino y hasta participar de actividades proteccionistas para cuidar los nidos de las tortugas Caretta caretta que visitan las costas caboverdianas. Y si queremos conocer su historia, Cabo Verde es uno de los países africanos más desarrollados, caracterizado por el avance inmobiliario, pero aún conserva ciudades pequeñas, originales, con pintorescas casas, propias de la época colonial portuguesa, donde sigue creciendo su cultura mulata.
A Cabo Verde llegamos para conocerlo desde dentro y nos maravilla por su singularidad que atrae todos nuestros sentidos.
Recorrer Cabo Verde es una aventura asegurada. Hacer senderismo por las montañas de Santo Antão, São Nicolau o Fogo, realizar snorkel con tortugas o un tour en jeep por la isla de Sal, hasta descubrir piscinas naturales. Y si de paisajes diferentes se trata, Serra negra es una reserva natural, con rocas de lava. Entre las ciudades, visitamos Cidade Vehla donde se afincó la primera colonia portuguesa, y la calle más antigua del África subsahariana “Rua banana”. Praia es la capital del país, una ciudad auténtica, ideal para una inmersión en el estilo caboverdiano.
La Cachupa es el plato nacional típico: un estofado con maíz, alubias, plátanos verdes, mandioca, pescado o carne vacuna. También probaremos la feijoada, la canja de galinha o la sopa de arroz con pollo y caldo de peixe. Los platos en general son abundantes. Los caboverdianos son muy hospitalarios y se espera compartir las comidas en agradecimiento por su amabilidad. Y no olvidemos el Café do Fogo, uno de los mejores del mundo, secado en terrazas, para disfrutar al paso.
Cabo Verde se ve amenazado por el desarrollo pero distintas organizaciones velan por su conservación. Es alarmante pensar los efectos del cambio climático en sus territorios y somos conscientes de ello. La Isla de sal podría desaparecer por su baja altitud y las mareas cada vez más fuertes. El avance inmobiliario en las costas, es preocupante para la supervivencia de las tortugas marinas. Por eso, vamos a conocer el trabajo de diferentes ong´s que protegen sus nidos. Entre algunas particularidades de tradición sostenible, en el Pico de Fogo, un volcán activo, nos encontramos con Chã das Caldeiras, un lugar inolvidable. Sus habitantes viven en funcos, casas hechas con piedras, ubicadas en las calderas del volcán y han desarrollado cultivos intensivos sobre la lava.
Para viajar a Cabo Verde no es necesario visado para estancias inferiores a 30 días. El pasaporte debe tener una validez de al menos 6 meses desde la fecha de ingreso. Debemos realizar un pre registro y pagar un abono de la Tasa de Seguridad Aeroportuaria (TSA) de 31€ hasta 5 días antes de la llegada
Cabo Verde cuenta con cuatro aeropuertos internacionales. Un vuelo directo desde España tiene una duración promedio de 5 horas. Es posible moverse entre las islas a través de vuelos internos o barcos
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